Tú que tienes coraje, eres libertario y rojo como la sangre derramada. ¿Qué haces ahí encerrado? Derrámate en mi vientre y llega hasta mi corazón caliente. Cura las llagas de mis labios con esos besos condenados de muerte y que saben a despedida. Hazme canalla y valiente. Tú que eres inteligente, tú que hablas y no mientes.
Confesaré que eres mi más profundo delirio, que a tu lado fui la más miserable, la divina y la culpable. Eres la revolución de cada noche, el más arrabalero, mi amor y mi compañero.
Hace años que no se sabe lo que se siente. Te quiero como si fueses mi hermano y eso, eso lo sabe la gente.
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