En momento como este, me dan ganas de coger un bolso grande, echar dos camisetas y algunas tantas de mis cosas, lo que encuentre de dinero suelto por mi habitación, llevármelo en el bolsillo de mi pantalón, peinarme con una cola y largarme de esta casa, sin decir ni una palabra y sin dejar tal nota en la cocina que diga que me he ido y que volveré por la noche.
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